LA ANOREXIA I: DEFINICIÓN, CRITERIOS DIAGNÓSTICOS Y SÍNTOMAS

El término anorexia significa literalmente “falta de apetito”, y se utiliza habitualmente para designar un síntoma que aparece en muchos trastornos o enfermedades. Sin embargo, cuando hablamos de anorexia nerviosa nos encontramos en un caso en el que la persona mantiene un deseo irrefrenable de seguir adelgazando, incluso haya perdido gran porcentaje de peso. La paciente no come, pero no deja de pensar en los alimentos idóneos que debe ingerir para no estar gorda. La psicopatología esencial de este trastorno (y de otros TCA)

radica en la idea sobrevalorada de adelgazar, y es éste el criterio por el que las clasificaciones actuales muestran mayor interés. (Saldaña-García)

  • Criterios Diagnósticos DSM-IV-TR:
  1. Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla. (Peso inferior al 85% esperable o fracaso en conseguir un aumento de peso normal durante el periodo de crecimiento, dando como resultado peso inferior al 85% esperable).
  2. Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal.
  3. Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal.
  4. En las mujeres pospuberales, presencia de amenorrea: por ejemplo, ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos.
  5. Especificar tipo: restrictivo o compulsivo/purgativo.

Tipo restrictivo: las estrategias usadas para la pérdida de peso son la dieta, el ayuno o el ejercicio físico intenso. Los individuos no recurren a atracones ni purgas. A este tipo de pacientes se les ha atribuido un mayor perfeccionismo, rigidez, hiperresponsabilidad y sentimientos de ineficacia.

Tipo compulsivo o purgativo: para el control del peso, el individuo recurre regularmente a atracones, purgas o ambos (en estos casos a veces lo que el paciente considera “atracones” se limita realmente a cantidades pequeñas de comida). En estos casos es más habitual la historia familiar de obesidad, sobrepeso previo al trastorno, mayor impulsividad, reacciones distímicas frecuentes, mayor labilidad emocional y mayor frecuencia de conductas adictivas.

  • Criterios diagnósticos CIE-10:
  1. Pérdida de peso, o en niños, ausencia de ganancia, que conduce a un peso corporal de al menos un 15% por debajo del peso normal o esperado por la edad y altura.
  2. La pérdida de peso es autoinducida por evitación de alimentos que engordan.
  3. Distorsión de la imagen corporal, de estar demasiado gordo, con pavor intrusivo a la gordura, que conduce al paciente a imponerse a sí mismo un límite de peso bajo.
  4. Trastorno endocrino generalizado que afecta al eje hipotalámo-hipófiso-gonadal, que se manifiesta en mujeres por amenorrea y hombres por pérdida de interés por la sexualidad e impotencia.
  5. El trastorno no cumple los criterios A y B de bulimia nerviosa.

Generalmente la pérdida de peso se alcanza a través de la reducción de la ingesta total; se comienza a perder peso eliminando los alimentos con alto contenido calórico, y la mayoría acaba con una dieta limitada a unos pocos alimentos. Otras vías utilizadas para la pérdida de peso son la utilización de purgas o el ejercicio físico excesivo. Si el trastorno se inicia en la niñez o en las primeras etapas de la adolescencia, el criterio de pérdida de peso se sustituye por el de ausencia de ganancia de peso esperada para la edad y talla. El miedo a ganar peso o convertirse en obeso es desmesurado, y lejos de reducirse a medida que se pierde peso, cada vez es más intenso. Esta preocupación limita gravemente el resto de las áreas de su vida.(Toro).

Según Gardner, la alteración de la imagen corporal puede referirse al peso o a la forma de una parte concreta del cuerpo. El nivel de autoestima es intensamente dependiente de la forma y peso corporales. La pérdida de peso no significa solo eso, sino que supone un signo de autodisciplina y autocontrol. Las anoréxicas no solo distorsionan su imagen, sino que tienden a infraestimar una figura normal, lo que les lleva a considerar como figura ideal una evidentemente mucho menor que la suya.

La amenorrea suele ser consecuencia de un hipogonadismo hipogodanotrófico originado por una disfunción hipotalámica provocada por la reducción de la ingesta y la pérdida de peso, y que da lugar a unos ritmos circadianos inmaduros en la secreción de las hormonas durante el episodio anoréxico.

Bruch definió las tres características esenciales de la anorexia nerviosa como: la distorsión en la percepción de la imagen corporal, sin que la persona reconozca el progreso de su delgadez; la percepción distorsionada de los estímulos propioceptivos; y un sentimiento general de ineficacia personal.

El grupo de Toronto (Garner, Garfinkel y otros) identifica con ayuda del EDI (Eating Disorder Inventory) las diferencias principales entre un grupo de pacientes con anorexia nerviosa y otro de mujeres preocupadas por su peso por razones profesionales (igualados los dos grupos en lo referente al impulso hacia la delgadez). El grupo de mujeres preocupadas por su peso por razones profesionales no presentaba falta de conciencia interoceptiva, ni sentimientos de ineficacia personal.

Según Garner, es habitual que la alteración se inicie tras recibir una crítica directa o indirecta sobre la imagen corporal. A partir de aquí la paciente empieza a restringir la ingesta, en calidad y cantidad. Una vez inmersa en el mundo de las dietas y con un peso “meta” claro, se plantea un margen de seguridad y adelgaza un poco más de lo previsto para evitar cualquier ganancia de peso que no estuviera en sus planes. Lograda esta pérdida de peso, siguen aún restringiendo más su ingesta diaria, aparecen rituales alimentarios peculiares y estrategias diversas para eliminar o al menos distorsionar la sensación de hambre, como beber mucha agua o usar anfetaminas, laxantes, o inducirse el vómito tras las comidas.

Entre los síntomas físicos que aparecen con más frecuencia, la mayoría atribuibles a la inanición, aparecen: amenorrea, estreñimiento, dolor abdominal, intolerancia al frio (consecuente a la hipotermia), hipotensión, bradicardia, lanugo, edema y diversos problemas metabólicos. Si la anorexia se produce antes de la menarquía, el deterioro en el desarrollo puberal puede ser irreversible. La demacración puede traer también otros trastornos irreversibles como osteoporosis, fracturas o cifosis.

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